viernes, 12 de diciembre de 2014

"Querido Santa...", por Salvador Delgado Moya

El niño estaba perplejo sobre aquel trozo de papel. Con el lápiz hacia intentos para que el carboncillo editara el mensaje que no llegaba. Dubitativo, ausente.
Su madre se acercó y disimuladamente traslado la vista hacia su hijo. Vio que él había escrito solamente dos palabras: Querido Santa.
.- ¿ Qué haces cariño?, dijo la madre.
.- Mamá, mamá, voy... a escribir la carta... para que me... traigan regalos. Pero no sé que puedo pedir...como yo soy diferente.

La madre se sentó junto a él, le cogió la manos y mirándole a los ojos dijo:
- No eres diferente, eres incluso mejor que otro niño. Lo que ocurre es que no serás el mejor corredor de fondo, pero si serás el mejor corredor de obstáculos.
- No eres el mejor nadador , pero flotarás entre mimos y caricias.
- No gobernarás el mundo, pero si serás el dueño del tuyo y del mío.
- No serás el mejor alpinista, pero llegarás a la cumbre, y yo contigo.
- No serás el mejor payaso, pero siempre me harás reír.
- No volarás, pero acariciarás las estrellas cada vez que quieras.
- No sufrirás, porque yo seré tu analgésico.
- No serás psicólogo, pero a mí me hipnotizas.

¿Pero... porque... lloras... mama?, dijo el hijo.
Lloro de alegría, lloro por tenerte, por olerte, por sentirte, por verte, por besarte, por abrazarte, por dormirte y por despertarte. Lloro y doy gracias por haberte parido, porque desde el primer momento que te tuve entre mis brazos, supe que no eras diferente, sino que eras especial, tanto que has posibilitado el cambio más radical en mi vida. Contigo he aprendido a conocer el significado de la palabra felicidad, amor, dedicación y orgullo, porque eres tú, el estandarte de pureza, el que me has enseñado como la complejidad se evapora como la niebla, desvaneciéndose, dando lugar a la sencillez. Siento cuando respiras, cuando estornudas, cuando ríes y cuando lloras, porque eres oro sobre un manto de plomo que impide a muchos ver el verdadero valor que posees. Te intentarán hacer daño, pero tu utilizarás tu mejor arma, tu sonrisa y tu tesón.
Si hijo, eres un Síndrome de Down. Si hijo, eres Síndrome de amor y quiero que esta enfermedad, para mí, sea incurable.
Se secó las lágrimas de los ojos, y al volver a mirarlo se dio cuenta que Morfeo se había apoderado de él, lo cogió entre su brazos y de camino a su cama, le fue dando besos suaves, para intentar que no despertará de su plácido sueño.
Cuando volvió para recoger su carta y su lápiz, vio que había añadido algunas palabras más.
“ Querido santa:
No quiero que me traigas nada, porque de todo lo que me ofrezcas, nunca podrás igualar al regalo más grande que me brindó la vida, y no es otro que mi madre”.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin palabras . bravo!

Anónimo dijo...

Con lágrimas en los ojos quedo,
cada vez que leo el relato
y delante de una página en blanco
yo mil veces he intentado
escribir un comentario
y en todos ellos he quedado,
con un nudo en la garganta
y siempre he terminado
sin poder poner ni una letra
y con el teclado mojado.
De la madre un día leí
un poema que alguien escribió,
en un papel de estraza
de los que en los años cuarenta
era el único envoltorio
que utilizaban las tiendas.
Aquel poema lo leí,
y de memoria lo aprendí,
después de tantísimos años
aún no lo he olvidado.
Poema, del que desconozco el autor,
(posiblemente sea anónimo)
Comenzaba, decía así:
” La Madre es una cosa
tan Pura, tan Santa y Buena,
que los hombres la inventaran
si en el mudo no existiera”
Este mundo es a veces
y casi siempre para todos
dicen, que un valle de lágrimas
con caminos pedregosos,
a veces demasiado duro
y el vivir en él, penoso.
Pero… Sé que valió la pena
el haber venido al mundo,
sólo por conocer a la madre,
(a la que nos ha adoptado
o a la que nos ha parido)
Que como dice y dice bien
el niño de esta relato
una madre es sin duda.
el mejor regalo del mundo.
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20.04.16
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Antonio, -El Niño del Corchado-