miércoles, 30 de septiembre de 2015

"Fidelis usque ad mortem", por Salvador Delgado Moya

Sé que al abrir la puerta me estarás esperando, como todos los días...

Sé que tu mirada penetra en mis pupilas y sin mediar palabra, hacemos del instante una complicidad mutua, y esperas mi sonrisa para deleitarte con mimos, caricias y arrechuchos.
 
Sé que siempre me serás fiel, porque para eso naciste.

Sé que no puedes invadir mi espacio, ni yo el tuyo, salvo que ambos seamos conscientes de esa permisibilidad.

Sé que no querrás que me ausente porque la tristeza se apodera de ti.


Se que lucharás por mi, hipotecando tu vida y tus miedos si fuese menester.

Se que cuando estoy junto a ti, la altivez y la fidelidad emanan, derrochando alegría y confianza.

Se que nuestra fusión nos tendrá enraizados de por vida y que levantarás incomprensión por el desconocimiento.

Sé que algunos de tus actos no son  consecuentes con tu personalidad, pero no soy juez para dictaminar la evolución de tu raciocinio.

Sé que ambos somos emisores y receptores de sentimientos, de paciencia, de arrebatos, de cautela y de tolerancia.


Sé que disfrutamos todos los días y eso repercute en la seguridad de no abandonarte jamás a merced de la ira, la soledad y la barbarie.

Sé que estas ausente de una dicción sonora, pero tu mirada posee el vocabulario preciso y universal para entendernos.

Sé que no derramarás lágrimas por algún malestar puntual, pero tus gemidos alteran mi estado, provocando dolor y desconcierto.

Sé que no posees envidia, pero sí bondad; no tienes arrogancia, pero sí respeto; no te encuentro maldad, pero sí agradecimiento.

Sé que te quiero, que te necesito, que te adoro, que eres el propulsor de mis buenas intenciones y que ojalá, en este mundo, hubiese muchas personas que tuviesen tus mismas intenciones y ganas de demostrar y comprender lo que es el amor, la obediencia, la lealtad, la fidelidad y la nobleza.

Tu pedigrí no posee raza, pero si posee un bienestar incalculable, y eso, no tiene precio...

Quiero a los perros. Amo a los animales.

Fdo. Salvador Delgado Moya.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso. Enhorabuena, Salvador.

Anónimo dijo...

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A un compañero de estudios
ya pasado algunos años
Nos volvimos a encontrar
Y a un chiringuito en la playa
nos fuimos los dos a cenar,
Él había triunfado en la vida
yo, no me podía quejar
tenía más de lo que deseaba
mucho más de lo que necesitaba.
Hablamos de aquellos años
duros y, tiernos años de internado,
de la evolución de la vida,
de lo que habíamos cambiado,
para muchos, a mejor
y para otros, no tanto.
Hablamos de los nuevos amigos
y de algún que otro no tan bueno,
que en transcurso del tiempo
nos habíamos encontrado.
Le dije: Que yo había tenido suerte
de los que yo me he rodeados
todos han sido buenas gentes.
Él, me dijo que también
que mucha suerte había tenido
pero, que a pesar eso
sus cuatro chuchos de caza
eran sus mejores amigos.
Pienso que serían buenos
aunque no fuesen de raza.
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12.04.16
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Antonio. -El niño del Corchado-