jueves, 3 de septiembre de 2015

"Relato de un novenero", por Juan Ángel Gómez

A la izda. Juan Á. Gómez junto a su padre Práxedes.
Interesante y emotivo artículo del "NOVENERO" Juan Ángel Gómez, que se incluye en el libreto de la Novena 2015
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QUERIDOS PAISANOS:
Me pide mi vecino Pascual, el de Aurelio, que escriba un relato de mis recuerdos de la Novena para incluirlo en el folleto de Feria. Me comunica, que lo pide también a Juani  Sánchez. Más que por nosotros, churretosos noveneros los dos, por nuestros padres, Práxedes el carpintero y Juanito  el Santero. Pero el relato de Juani será para el año que viene, pues aun se encuentra muy reciente la pérdida  de su padre, y es  compresible que le resulte doloroso, por emotivo. Seguro que hubiésemos tenido una versión más cercana de lo que para muchos es la esencia de esta fiesta de Nuestra Sra. Reina de los Ángeles. Y, por cierto, un recuerdo para  Juanito el santero  que  ha  sido, sin lugar dudas, el artista y artífice durante muchos años, del engalamiento y del arreglo floral del paso procesional. 

Remontarme a recuerdos  tan lejanos me llena de muchas sensaciones dulces y a la vez amargas, pues aparecen tantos y tantos seres queridos,  que aunque ya no están entre nosotros, ellos son los verdaderos artífices de esta fiesta tan familiar y emotiva que es nuestra Novena.

Se dice que son los olores y sabores los recuerdos que más ahondan en nuestra niñez. Buscando en ese baúl, encuentro la zamboa, nos la comíamos a grandes mordiscos, sentados en el banco del Recreo, comprá o cogía, de  la huerta de Najarro, con su noria, con olores de incienso y soniquetes de campanas del Convento cercano. Sabor garrasposo que te quedaba pero típico de esta fecha.  Había en esos tiempos pocas chuches, pero una manzana de caramelo en lo del Zapatero y algún pistolín o una garraspiñada, endulzaban esta fiesta, pues pocas veces conseguíamos una peseta, dos reales y hasta a veces, muy contadas  , hasta diez reales. Y eso era mucho, comparado con las perras chicas o las gordas del resto del año. Dinero para los cacharritos, que nos daban los tíos, abuelos y amigos de la familia que para esta ocasión nunca faltaban.

-Chin para para ra  pachín……..¿ queréis más? . Cantaba el feriante de las cunitas, del carro las patas o de la noria, mientras empujaba con fuerza a la vez que se marcaba alguna pirueta  peligrosa que solo ellos `podían hacer. Algunos años venia hasta el tren de los escobazos, con el simpatiquísimo payaso bailón que  aparecía  y desaparecía en cualquier lugar del colorido ferrocarril,  para dar los escobazos o dejarse robar la escobita añorada. Los turroneros de Ronda,  que ya los conocíamos de otros años y,  que aparte del turrón o las peladillas, formaban parte de la Estación de Jimena durante esos nueve días, con sus niños,  que nos llamaban la atención, pues dormían en el mismo  casetón del tiro pichón o de la tómbola.

Claro que todo esto era igual para todas las ferias de todos los pueblos, pero particular eran  las mañanas, con repiques de campana, descalzas y  hasta andando de rodillas, ataviadas con trajes morados o cordones de penitencia, en silencio, pasaban andando por la calle hacia el convento un cortejo interminable de devotas y algún devoto. Todavía es así, pero menos descalzos y con posterior tertulia con churros en lo de Paco los arcos.

Nueve…. Ya está aquí la novena. Ocho…. Ya llegaron los turroneros. Siete…. Ya  están montando las bombillas de colores. Seis…..Los cacharritos. Cinco…. Por el…  llano hay meneo de casetas y sillas. Cuatro…. el tiro al plato. Tres…. Los chiringuitos y a arreglarse que es viernes….

Las familias al completo se sentaban en las terrazas improvisadas con las sillas coloras de Calentito y las mesas de tijeras. A lo de Juan Luque, a lo de Manolito el del café, A la venta Juana y a la azoteita de Rondán. Una gaseosa La Palmera de Ramitos, un bíter kas y un biberón de Cruzcampo, que también vendía Ramito. Un fino con tapa de guiso pata, Lucia lo preparaba como nadie, … una de queso y dos de pescao adobao, cantaba José María el zordo que también se engalanaba con su vestuario de camarero profesional y su aparatito, aparatazo de oír. Nosotros le hablamos mudo para que subiese el volumen del audífono y después gritábamos todos a la vez, con el cabreo y carrerita del pobre José María que nos aguantaba refunfuñando.

Quiñones si no estaba con los churros, andaba con el canasto de las arvellanas y las garraspiñadas.  Ávila con la barrica de los helaos, de corcho,  y la calle de Manuela la de Martín animada como nunca con todo el mundo de tertulia… y los chiquillos, que ya nos habíamos pulios los cuartos,  tirándonos por las rebaletas de de los poyetes, que en Jimena llamaban polletes,…en de  Canas, de Ricardo o de Cañamaque. Atracción gratis de todo el año pero peligrosa si te rompías el culo del pantalón.

El cante flamenco, tan sentido y vivido por todos. Sarrias decía…- Cantar bien es difícil, pero y saber escuchar?. Martín los conocía a casi todos y su casa estaba abierta para dar de comer y para camerinos, no solo para los artista, estaba así todo el año y para todos…..que familia era toda la estación. Recuerdo a los entendidos, Jacobo y otros gitanos, Antonio Cuenca con los pantalones remangaos hasta la rodilla con el Zanahorio que no se perdía una. En el llano Furé se oía y se olía el flamenco como en ningún otro sitio.  Jose María el pichocho presentando con elegancia y profesionalidad. Y siempre en primera fila, al lao de Rafael el pescaero,  mi cuñao Klaus el niño de Frankfurt, Rodrigo el del molino y otros güiris aclimataos que nunca se lo perdían.  Cuantos artistas han pasado por el festival de la Novena y que trabajito costaba cerrar las cuentas Gracias a todos los que hacían y siguen haciendo, este imposible, realidad.

El tiro al plato. Que ambientazo perfumado de pólvora. El maestro Zarza se lucia con su puntería y Luciano y hasta Andy el americano, con su escopeta de repetición vacilando al tipo texano y  acompañado de Matute el bastardo del duque y del Teniente de la Guardia Civil, Andrés el Picota era bueno tirando, y hasta apareció un día Irenita y demostró que la mujer también es capaz y capataz. Los tiempos estaban cambiando.

El baile de la mañana- tarde en el circulo 21, en el local de Juan Rondán y familia, rodeados de cartones de huevos como decorado y cañizos para la separación. Los Cisnes Azules, lujazo de orquesta. Cuantos  y tantos bonitos recuerdos para todos. Los más mayores,  Los Niños del Café, José Gil, Mari Palma, Juani y doscientos más,  Andrés y María Josefa, Martinito y Santo, Mari la de Cana, Chinela otros cien… Clara María, Laurita y todas las que venían de fuera. Ellos estaban acostumbrados a los bailes del picú y eran nuestros maestros del salón de filtrear. Y nuestra pandilla haciendo pinitos en asunto de amores. Quizás el mejor momento de la Novena para lo zangones.
Llegaba la tarde y la estación se llenaba poco a poco de gente que venía de todos lados, en taxi en tren, en burro o andando… –Un bocadillo de jamón Severiano….Por solo unas horas  y solo ese día del año, la tienda de los Guerfanos se convertía en taberna y bocadillería, ,solo de jamón.

Más arriba en lo de lo Lonardo el Herrador, una taberna espontanea, tipo a la de Potaje en Jimena, se engalanaba con cuatro banderitas y un con un bidón con hielo a modo de nevera y con un  picú se reconvertía en sala de fiestas económica y solo para juerguistas. Paquillo el de Vicenta bailaba con una copa en la frente en equilibrio estático a pesar del ahumado. Risas y carcajadas y pon otra….Riscardo. Una vez me tocó hacer de D.J. que entonces se llamaba pinchadiscos. Manolo Muñoz, gran amigo de la familia trajo unos discos y entre ellos “el pequeño elefante”. Me gusto tanto esa extraña melodía que yo quería ponerlo una y otra vez. Todos me decían       - pon flamenco, pon a  juanito maravillas, la niña los peines, antonio molina, pero… pon flamenco…. Al final, me dieron un duro para que me fuera a los cacharritos y les dejase en paz con el pequeño elefante. 

Años más tarde nos tocaría a nuestra generación montar el chiringuito. Con mi primo Jorge, Jorge Barranco y Pepe el bombero. Lo hacíamos en la plaza de abasto y para que lo dejásemos como estaba, mi padre, que era el alcalde de la estación, nos pedía una fianza, que aunque no nos cobrara impuestos, no tenía ganas de estar corriendo detrás nuestra para que limpiásemos la plaza, que tenía que servir, para lo que era, y  el mismo lunes. No ganábamos un duro, pero tampoco perdimos, hasta una vez tuvimos para pagar a la cocinera que no era otra que Luiza, fue la única que cobró, le pagamos con unas botitas altas. Carmela que pago los langostinos creo que no cobró. Pero flamencos, si que había, y medio sanroque, con Francisquín a la cabeza, el Canela, El Pesca …. Se lo pasaron pipa oyendo la música de La Tia Añica la Priñaca,  del Borrico de Jerez, del Agujeta y otros casettes grabados de discos que nos dejó el buen amigo, profesor, y flamencólogo Yerga, también gran amigo complice de Diego el estudiante.

Un año compaginé lo del  chiringuito novenero con la función de delegado de fiestas. Menos mal que tenía veinte años y un caballo en la puerta para acudir a galope a todos los eventos. Así y todo,  los del concurso de perros se quedaron abandonados y tuvo que ir Carracao en persona para organizarles el concurso. Yo estaba muy liao con el primer y único concurso de caballos salvajes. Follón de los gordos….. Tocón decía que si alguien se hacia daño que yo sería el responsable,  tras lo cual hice un papel que firmarían los participantes haciéndose cargo de su decisión, menos mal que no pasó na.

Lopez que se había comprometido a prestarme los caballos, decía a la hora de la verdad- como  te voy a dejar unos potros, pa que me los resábies…. Al final me los dejó. Paco Ramos, que se apuntó porque era mi amigo y nadie se apuntaba, pego un costalazo. Después nos enteramos que le habían puesto un cardo hubero  en la baticola a la potra,  que en realidad estaban hartas de ir por agua al Regüe.  El Chino y el Indio ganaron con diferencia, porque al final galoparon de pie y pasándose de un potro al otro a pleno galope. 

Lo de inventar nuevos concursos y actividades lúdicas o deportivas se nos da bien a los de la Estación. La yincana automovilística fue uno de estos, duraría unos tres o cuatro años. Al principio, solo tenían coche tres o cuatro, había mas, pero el coche era sagrado y no un juguete, Julio el de  Cristobita, Paco Álvarez, José María y alguno más. Al principio solo consistía en llevar el huevo en el  plato, alguna maniobra y poco más, pero era la novedad. En posteriores años, otra generación más  roquera empezó con derrapes y trompos y ahí se acabó.

Los platos típicos es otro de los momentos más íntimos y especiales de la Novena. Creo recordar que fue idea de Ana María la de la fábrica que en aquellos tiempos era concejala y la verdad que fue un acierto y ahí sigue. Yo estuve cuando pude de jurado, en los primeros, un chollo, pero desde que empezó la competición entre los Pellejeros y los Gómez ya no me dejaron. Milagro la del piñonate destacaba y destaca, aunque son muchos y muchas los buenos cocineros y algunos amigos invitados se han hecho asiduos y premiados. Esa comida intrafamiliar,  mientras el pobre jurado se empachaba con tanto plato, es la cita obligada de todos los años para el mediodía del Domingo. Casi siempre con la música de los Gatos Negros y bien regada con cervezas para combatir el calor de la carpa. El montaje de las alacenas mosquiteras desmontables fue una mejora de Práxedes que José Manuel continua. Nunca falta ese grupo de voluntarios casi fijo en esta y en todas las otras actividades. Eso hace de la Novena un plato de alta cocina.

El agua es otro de los momentos imprescindibles. Quien fue el que empezó. Aquí hay división de opiniones. Con la milla urbana y los juegos deportivos, combinados con el calor que hacia ese año, añadase la manguera del pozo de la carpintería y una pizca de echa y  echa….y hecho. Que importa, así se crean y siguen creando, año tras año,  nuevas actividades que unas perduran y otras se dejan, bien porque no  hay tiempo para más o porque, como la suelta del gorrino, ya no se estilan. El otro día en el Vatri, Morales me decía- Hay que conservar las tradiciones, no se pueden perder. Y yo le contesté- claro que si, como la tradición del chupinazo que tú te sacastes de la manga el año pasado,…. No se pueden perder las tradiciones. Hablando de Moralito, la carrera de burros del primer año fue inolvidable, el burro que no andaba ni a tiros y en vez de recibir varazos, que estaban prohibidos, el delegao,  le hablaba a la oreja  y le pedía así  que por favor corriese… 

(Pascual me está llamando por Messenger para que se lo envíe ya el artículo, pues hay que mandarlo a imprenta. Siento que sea tan largo, pero son casi 60 novenas….)

La Peña caballista nació, Pedrito el Pellejero de presi,  me hizo socio el ultimo y  con el título de number one y ahí siguen. El año pasao les ofrecí  un vino y Miguelito me pidió hace unos días, que eso también sea una tradición. 

Lo siento por los del fútbol  y los de la cucaña y la petanca y y y….. pero hay que cerrar el programa. Y Pascual el Alcalde está esperando en el Ayto hoy domingo.

En fin. El momento cumbre, la procesión, donde incluso los menos practicantes nos sentimos unidos a los nuestros y emocionados con nuestra Patrona. Engalanada de lujo y portada con mucha pasión al compás de la música. Este año pasado enmudecimos por lo ocurrido al amigo Motas, ferviente y apasionado hermano mayor de la cofradía. Le recordaremos a él y todos los que ya no están con nosotros, pues este día señalado, primer domingo de Septiembre, sí estarán presentes en nuestros corazones. ! Ese es el milagro de la Novena!

Feliz Novena 2015.
Juan Ángel Gómez López, En Los Ángeles de Jimena,  a 23 de Agosto de 2015

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupendo recorrido por lo fue y será la Novena. Gracias por tener un recuerdo para los que ya no están. Un saludo.

Anónimo dijo...

No lo he leído entero pero creo que se olvida de aquel limpiabotas, el tío mas feo del mundo me parecía a mi en aquellos entonces. Se merecía un recuerdo. Vaya por el también.