lunes, 25 de abril de 2016

Claves del bienestar: "Miedos", por José Antonio Hernández Guerrero.

Experimentar miedo cuando nos acecha algún peligro es un síntoma bueno y una reacción -emocional y fisiológica- beneficiosa. Como todos sabemos, el miedo es la respuesta espontánea que, tras la toma de conciencia de una amenaza, nos estimula para que nos defendamos, para que evitemos los riesgos alejándonos de ellos, resguardándonos en lugares seguros, protegiéndonos con escudos preventivos. Otras veces, sin embargo, el miedo -si logramos vencerlo- es un impulso que nos empuja para que, provistos de las armas adecuadas, nos enfrentemos a las agresiones con mayores garantías de éxito. Puede ocurrir, también, que algunos aprovechados -desactivando su función protectora y haciéndonos más frágiles- desencadenen nuestro temor intencionadamente, y que lo empleen  como ardid perverso para vencer nuestra resistencia a confiar en ellos y, así, lograr más fácilmente nuestra adhesión a sus propósitos.



Fíjense cómo lo usan los tiranos, los terroristas y, en general, todos los sinvergüenzas ambiciosos que, cobardemente, pretenden jugar con ventajas y beneficiarse debilitando inicuamente nuestras defensas físicas y desactivando nuestras protecciones anímicas. La historia de la humanidad está plagada de personajes célebres sembradores de terror, que han conseguido acumular poderes políticos, religiosos y económicos, gracias a su habilidad para amedrentarnos anunciando males y prediciendo ruinas y catástrofes. Es cierto que, en muchos casos, esos pájaros de mal agüero y esos profetas de calamidades, son unos neuróticos asustadizos que, con su pesimismo, pierden la credibilidad, pero también es verdad que, en amplios sectores de la población, logran crear un clima de inseguridad y un ambiente de ansiedad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Miedos.-

Hay MIEDOS, Miedos y miedos
Pero todos los tres tienen
un común denominador
y no es de que el miedo sea
la falta total o parcial de valor.
Tampoco que valor no es
la ausencia de los tres miedos.
Y el común denominador es
el tener unos más, y otros menos
lo que llaman… preocupación
antes lo desconocido,
o a los ya conocido peligros
que a lo largo de la vida
tenemos expuesto al cuerpo,
a la hembra, a la prole,
y a los bienes que poseemos
y sobre todo, a perderlos.
Los toreros que son símbolo
del valor y no del supuesto,
son según dicen ellos
de los hombres más miedosos,
pero que si lo controlan
y también lo disimulan,
pueden tener actuaciones
que luego dirán las crónicas
que están llenas de Valor y arte.
El miedo no es ni malo ni bueno
solo que no hay que tenerlo
ni en exceso, ni en defecto
peri sí el justo, en cada momento.
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25.04.16
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Antonio. - El niño del Corchado-