viernes, 13 de mayo de 2016

"Maestros ambulantes", por Francisco Quirós "Pacurro"

De su Blog de Pacurro. Historias de un españolito de a pie.
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QUIERO traer a la memoria, a esos maestros ambulantes, los cuales, iban de casa en casa, de cortijo en cortijo, por las tardes una vez acabada la jornada laboral. Porque no hace tanto, lo que hoy parece un imposible y a la vez escandaloso, sucedía en nuestro país. No era otra cosa que los niños tenían que trabajar, para el sustento de la familia.

El hambre amanecía antes que el día y toda contribución por mínima que fuera era necesaria.

Algunos no tenían titulación alguna, simplemente atesoraban más o menos conocimientos, los cuales enseñaban a los hijos de los pobres y explotados obreros.


Otros fueron profesores titulados represaliados por el régimen franquista, por su condición de republicanos o simplemente porque no estuvieron de acuerdo con la dictadura.

Gracias a ellos muchos niños sin recursos, aprendieron a leer y escribir  y como se decía por aquel entonces, saber utilizar  las cuatro reglas.

Recuerdo en mi niñez a varios. El Maestro Jimena, porque era natural de esa localidad. Seño Granados, hombre solitario, poco sociable,  no se le conocía familia alguna. Les cuento una anécdota de este señor.

El solía todas las tarde a la misma hora con puntualidad británica, acudir al Bar Central a tomar café. Al parecer un día al siempre recordado Juan Riscos, se le olvidó servir el café. A partir de esa fecha todas las veces, pedía el café de la misma forma. “Juan cuando usted pueda, tenga tiempo y le dé la gana, sírvame un café”. Juan nos aseguraba que jamás olvidó atender al Sr. Granados.

Otro que recuerdo era Joaquín Gómez, conocido como “Joaquín El Tejero”, durante mucho tiempo fue un topo, ya que temía ser represaliado, por su condición de Alcalde Pedáneo en San Martín del Tesorillo, durante la Segunda República.

 Una vez amnistiado, se trasladó al Secadero y gracias a las clases particulares que impartía en una choza, pudo subsistir hasta el final de sus días.

Hubo otros, como uno que residió en Montenegral Alto, del cual ignoro su nombre, que por referencias era una excelente persona, que falleció inmerso en la pobreza. Dejando huella en aquellos que pasaron por sus manos.

Su labor no fue nada fácil, a la falta de medios había que añadir que existió por parte de los organismos oficiales de la época cierta persecución, considerándolos  como elementos subversivos, que podían inculcar sus maliciosas ideas a los niños

Como muchos  fueron olvidados y lo peor de todo, su labor pedagógica relegada y no reconocida.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno Pacurro, muy interesante, gracias por el artículo, de un jimenato del barrio arriba que le gusta la historia y la pedagogía.

Anónimo dijo...

Excelente Paco.
De lo mejor que se ha escrito desde que se "inventó" Buceite.
Saludos

Pacurro dijo...

Muchas gracias a los dos

Anónimo dijo...

Muy bueno señor Quirós,siempre he oído decir pasa más hambre que un maestro escuela. Que nada tiene que ver con lo que ganan hoy algunos maestros de primaria 2200 e y 2300 si son de educación especial.

Anónimo dijo...


Paco nosotros aquí en JIMENA teniamos varios MAESTROS de los que tu cuentas, por cierto eran buenos educadores, el alumno que se prestaba salía muy bien preparado.yo voy a nombrar por hacerle un pequeño homenaje a CRISTOBAL PRIETO. De su clase salieron muy buenos chicos, yo me encuentro entre ellos. Gracias a él sali bien preparado y todo lo que sé es gracias a él. Te felicito por tus relatos. Saludos de un jimenato.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Con gratitud.
Hay palabras y hay frases,
(esta vez me refiero a palabras)
que en alma de cualquiera
por mucho tiempo que pase
están grabadas como a fuego
que se vuelven imborrables.
Las dos primeras son, cómo no,
la de madre, la de padre
seguida por la de, maestro.
Después de los progenitores,
a quien más nos, les debemos,
posiblemente sea,
a aquellas personas que,
la mayor parte de sus vidas
la dedicaron a educarnos.
Lo hicieron, a varias generaciones,
su incentivo, no era el salario
que solía ser más bien bajo
lo hacían, por vocación.
Y, aquellos maestros rurales
alejados de sus familiares,
alejados de su mundo,
yo siempre los consideré
como misioneros, pero seglares.
Y los maestros ambulantes,
los de clases particulares
y clase nocturnas para adultos,
qué buen trabajo que hicieron
debemos de reconocérselo
y estarles agradecidos.
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14.05.16
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Antonio. -El niño dela Corchado-