sábado, 24 de septiembre de 2016

"Paella, concentración de glorias", por Francisco Quirós "Pacurro"

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Según me contaron y por personas muy dignas de crédito, mi abuelo paterno, Francisco Quirós Macías,  entre sus muchas ocupaciones, una era ser un  buen cocinero, sobresaliendo en la elaboración de paellas.

Tanto que no necesitaba  probar, simplemente con aspirar un poco el vapor que desprendía el plato, sabía perfectamente, si le faltaba o no sal.
En su recuerdo y también porque algo hay que contar, he decidido dedicar este relato a tan exquisito manjar.
Indagando en la historia. Su origen se remonta al siglo XVIII., En la Albufera valenciana, los agricultores de la zona, utilizaron los productos del lugar y la crearon. Por eso los puristas paelleros, sostienen que solo hay una clase de paella, la valenciana. El resto son tipos de arroces, que han usurpado el nombre.
La genuina, debe ser cocinada con leña y de naranjo, como mucho de limonero. Que sus ingredientes, al margen por supuesto del arroz, deben ser, el pollo o conejo, tomate, garrofó (judía blanca), bachoqueta (judía verde), tomate, aceite, sal, agua, caracoles (si los hubiese) y romero. La cual hay que comerla, bien con cucharada de madera o tenedor.
Esos mismos opinan que cocinar una paella o seudo- paella con cerdo, se puede llamar de cualquier manera menos paella. Que el recipiente donde se cocina se llama paella,  de ahí tomó su nombre. Que paellera es la mujer encargada de la paella.
Yo digo que para gustos los colores. ¿Verdad que no hace ascos la de mariscos? u otras. Si no quieren que le llamemos con ese nombre, la llamaremos como se nos ocurra. Pero si están bien cocinadas, daremos buenas cuentas de ellas.
Es un plato que suele cocinarlo el varón, sobre todo cuando se hace fuera de la cocina, o  cuando en torno a él, se reúne la familia. Me da, que es donde más se lucen los del género masculino (el que suscribe para nada)
 Otra virtud, no puede resultar ser más socorrida  Cualquier tipo de celebración, evento, reunión o lo que sea, donde se celebre almuerzo, la solución por excelencia una paella. Sin olvidar que es el plato más internacional de la excelente gastronomía española.
Que no se me olvide. Hay que tener su arte y habilidades para cocinar una buena paella.

Son muchas las bondades de esta vianda. Solo nombrarla abre el apetito.

Valga esta Oda en su honor.
 
ODA A LA PAELLA

¡Oh insigne sinfonía de todos los colores!
¡Oh ilustre paella
por fuera con su blusa de colores,
quemadita por dentro con ansias de doncella!
¡Oh policromo plato colorista
que antes que con el gusto se come con la vista!
Concentración de glorias donde nada se deja.
Compromiso de Caspe entre el pollo y la almeja.
¡Oh plato decisivo :
gremial y colectivo!
¡Oh plato delicioso
donde todo es hermoso
y todo se distingue, pero nada está roto!
¡Oh plato liberal donde un grano es un grano
como un hombre es un voto

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen artículo y mejor poema,
eres de Buceite.com, orgullo
y de los lectores, la alegría
cada vez que se tropiezan
con un artículo de los tuyos.

Un Saludo, amigo ”Pacurro”.

Pacurro dijo...

Gracias Niño del Corchado.Que sigas componiendo, disfrutaremos de tus composiciones