miércoles, 12 de octubre de 2016

El lince ¿Un fantasma en el Parque de los Alcornocales?, por Cristóbal Moreno “El Pipeta”

Recientemente, entre mis papeles, apareció la página 23 del periódico Europa Sur del 20 de enero de 1.998, con el artículo “APARECEN TESTIGOS DE HABER VISTO LINCES EN LOS MONTES DE JIMENA”, donde el profesor Federico Sánchez Tundidor, comienza diciendo no dudar de estos testimonios y lo finaliza casi negándolo solapadamente: “Entre las miles de fotos de flora y fauna con las que cuenta en su personalísima colección no se encuentra el lince: Dispongo ya de fotografías de excrementos, cadáveres, cornamentas, rastros y huellas de casi todos los animales mencionados, y de más pero nada del lince. Evidentemente, deduzco que tiene que ser rarísimo u ocasional porque no creo que haya tenido tan mala suerte en los treces años que llevo explorando, visitando y recabando información de cientos de personas de nuestro territorio...”.


No es mi intención poner en evidencia a los testigos que él menciona como personas que si lo han visto en estos montes, pero si dudo que haya sido posteriormente a la primera fecha que menciona, esto es, el año 1.980. Pero hoy por hoy, que por norma general, si los hubiera habido habrían aumentado el número de ejemplares al procrear, dudo mucho que haya alguno en todo el Parque de los Alcornocales.

El naturalista Javier Rodríguez Piñero, natural de Algar (Cádiz), que llevaba por entonces más de 20 años dedicado a la investigación anunció el día 03 de enero de 1.998 (Ver el País de 04-01-1998), que había sido testigo de cuatro avistamientos de lince ibérico en la sierra de Cádiz, Parque de los Alcornocales, señalando que había encontrado otros dos muertos por las mallas cinegéticas, que son a su juicio, el principal peligro para los felinos que cuentan con un deficiente olfato que les impide detectarlas. ¿Y la extraordinaria vista y oído qué?, me pregunto.

Dijo: “no se toman suficientes medidas para proteger al lince”. El naturalista indicó que la progresiva degradación de la fauna, la escasez de vallas permeables que permitan el tránsito por los cotos sin que peligre la vida de estos animales y el desconocimiento de los lugareños son los demás obstáculos que ponen en peligro la supervivencia de estos felinos”.

Sin embargo no lo demostró de ninguna forma, cuando le hubiera sido fácil sacar fotos o tomar muestras. Poco después publicó un libro titulado "Mamíferos carnívoros ibéricos". Y ahí lo dejo, no lo desmiento pero tengo mis dudas.

Me baso exclusivamente en la cantidad de personal de campo (propietarios de fincas, cazadores, cepadores, corcheros, ganaderos, vaqueros, cabreros, seteros, Guardia Civil, Agentes de Medio Ambiente, ingenieros y técnicos, caballistas, etc. etc.) propicios para haberlos visto y que niegan tales extremos, no habiendo ningún comentario en tal sentido, pues hasta casi, y digo casi, no hablan siquiera del gato montés que junto al lince antiguamente recorrían montes y campiñas. No creo que por muy escurridizos y sigilosos que sean, hayan logrado convertirse en FANTASMAS, al menos el lince, pues el gato montés, todavía puede haber alguno por ahí y me consta que es así; pero del lince nada de nada. Y entre todos los que pudieran haberlo divisado me incluyo yo (para no dejar solo a Tundidor), un amante de la naturaleza que aún no he dejado de andar por esos parajes, y que conste que soy bastante buen ojeador de todo tipo de huellas, pues me he criado en ese ambiente. Mucho oí hablar de aquellos lobos que poblaban estos montes y poco, o muy poco del lince, así que viene de lejos su declive.

Hoy con casi la desaparición total del conejo y la disminución del pájaro perdiz, principales bocados del lince, este animal lo tiene aún más duro y, pese a que puede cazar otro tipo de animales, incluso pequeños cérvidos, ninguna evidencia existen de que sigan existiendo por éstos contornos, al menos no tengo constancia de ello; y como dije antes, no niego, que pudiera haber alguno descarriado por ahí dando “sus últimos coletazos” allá en los ochenta, pero ni siquiera entonces, durante mi juventud imberbe oí que se hubieran visto, teniendo en cuenta que por entonces había mucha más gente viviendo en los campos. Así que por poner alguna fecha, yo diría que éste desapareció casi por completo allá por los sesenta y, si no ha desaparecido por completo en el Coto de Doña Ana, Sierra Morena u otros parajes más al norte, es por la mano del hombre pues lo mismo que influye para mal, también a veces, cuando quiere, sabe hacerlo para bien. Aunque cuando a la naturaleza se le pone hacer desaparecer una especie por mucho que el hombre intente preservarla, en muy pocas ocasiones lo consigue y, finalmente, casi será en ninguna. La ley de la naturaleza es la ley de la naturaleza y sus ciclos, ciclos son.

Y por último decir, que me he atrevido a escribir éste artículo, saliéndome un poco de mi línea, con el solo objeto de provocar, incitar y desafiar el ánimo de los que puedan revocar mi tesis sobre que no solo es ya un fantasma, sino como un animal exterminado por la propia naturaleza, repito, en estos montes, pues en otros gracias a la mano del hombre aún subsiste con muchas dificultades y trampas naturales para su existencia (lo digo a sabiendas de que algunos ejemplares han soltado, pero son muchos los peligros que le acechan). Ojalá me equivocara y otros pudieran demostrar lo contrario. Os animo a intervenir con vuestros comentarios al respecto. Muchas gracias.

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