sábado, 23 de septiembre de 2017

La Junta de Andalucía amplía la superficie de PN de los Alcornocales en 5.852 hectáreas

Nota de prensa de la Junta de Andalucía.
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El Consejo aprueba la nueva planificación del espacio, que incorpora enclaves de gran valor ecológico de fincas como La Almoraima o La Alcaidesa
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El Consejo de Gobierno ha aprobado el decreto que amplía en 5.852 hectáreas el Parque Natural de Los Alcornocales, situado en las provincias de Cádiz y Málaga, a través de la integración de terrenos de gran valor ecológico localizados en nueve fincas públicas y privadas de los términos municipales gaditanos de Algeciras, Castellar de la Frontera y San Roque. La superficie protegida se incrementa así en un 3,5%, hasta alcanzar las 173.619 hectáreas.


La norma incluye también la aprobación de los nuevos planes de ordenación de los recursos naturales y de uso y gestión, que sustituyen a los desarrollados desde 2004. El primero de ellos, de vigencia indefinida, es el documento básico que distribuye y asigna los distintos usos y aprovechamientos de acuerdo con la capacidad de los ecosistemas, mientras que el Plan rector de uso y gestión establece con detalle las condiciones del desarrollo de las actividades compatibles y determina las líneas estratégicas de actuación pública, con evaluaciones cada seis años.

La mayor parte de la ampliación del parque corresponde a la incorporación de las 1.400 hectáreas de la finca La Almoraima que aún quedaban fuera del territorio protegido, así como de las 1.302 del colindante monte público La Alcaidesa, propiedad de la Junta, y las 500 de la finca privada Dehesa del Guadalquitón.

Los terrenos de la Almoraima, de titularidad estatal y situados en el término municipal de Castellar de la Frontera (Cádiz), tienen una superficie total de 14.113 hectáreas. El 90% de la misma ya se situaba en el parque y ahora se incluye el 10% restante, que presenta como principal valor ecológico su red de bosques de ribera y sus setos.

El monte La Alcaidesa, situado en los términos de Castellar de la Frontera y San Roque, destaca por la presencia del alcornoque como principal especie arbórea, mientras que la Dehesa del Guadalquitón (San Roque) presenta la singularidad de albergar uno de los últimos alcornocales del litoral andaluz.

Los otros enclaves incluidos, a través del nuevo Plan de ordenación de los recursos naturales, son las fincas Botafuegos (monte de gestión pública situado en el término de Algeciras, 548 hectáreas); Pinar del Rey y Dehesilla (propiedad del municipio de San Roque, 349 hectáreas, y Majarambú (de titularidad autonómica y situado en Castellar de la Frontera, 233 hectáreas), además de Diente Borondo (de titularidad privada y ubicado en San Roque), Dehesa de Chapatal (privada, en Castellar de la Frontera) y Cerro del Moro (propiedad de la Junta, igualmente en Castellar de la Frontera).

Nueva planificación

Junto con la ampliación, los nuevos planes conllevan también modificaciones en la zonificación del espacio protegido y la regulación de sus actividades y usos compatibles. Estos cambios, en consonancia con la Directiva europea de hábitats, reforzarán las medidas de conservación de algunas zonas y de sus aprovechamientos tradicionales. En los enclaves que se han incorporado, los planes prohíben o limitan todas aquellas prácticas que puedan afectar a los recursos y valores naturales del parque o perjudicar a las actividades económicas que ya existen.

En líneas generales, el Plan de ordenación de recursos naturales incrementa las denominadas zonas A y B (de mayores exigencias de conservación) y establece medidas para potenciar las actividades forestales y de uso público. También se simplifican los procedimientos y se introduce la comunicación previa del promotor, en sustitución de la autorización administrativa, para diversas iniciativas. Respecto a las prioridades de conservación, destaca la atención a los factores de amenaza derivados del cambio climático y los relacionados con la conectividad ecológica y la regeneración de ecosistemas. Alcornocales, quejigares, acebuchales y helechos recibirán una atención especial en el ámbito de la vegetación y especies como el águila imperial y el águila pescadora en el de la fauna.

El Parque Natural de Los Alcornocales, declarado en 1989, reparte sus 173.619 hectáreas entre los municipios gaditanos de Alcalá de los Gazules, Algar, Algeciras, Arcos de la Frontera, Benaocaz, Castellar de la Frontera, El Bosque, Jerez de la Frontera, Jimena de la Frontera, Los Barrios, Medina Sidonia, Tarifa y Ubrique, así como el malagueño de Cortes de la Frontera.

El principal valor ecológico de este territorio es el alcornocal que alberga, el más grande de la Península Ibérica y el mejor conservado del mundo. Acompañado por quejigos, robles melojos, pinos negrales y encinas, a este bosque se suman las últimas reliquias de vegetación subtropical que sobreviven en el continente europeo, con especies exclusivas de helechos y musgos que crecen al abrigo de profundos y estrechos valles.

Área privilegiada de paso para las aves migratorias por su proximidad al Estrecho de Gibraltar, el parque acoge también más de 80 especies de rapaces, entre águilas, azores, gavilanes, halcones, buitres y cernícalos. En los cursos fluviales destaca la presencia del mirlo acuático, el martín pescador y el avión zapador, mientras que la abundante fauna cinegética presenta la singularidad del corzo, que tiene en Los Alcornocales su distribución europea más meridional.

El principal recurso económico de la comarca viene de la extracción del corcho en más de 120.000 hectáreas de alcornocal (la mitad de la superficie de este tipo de bosque en Andalucía). Destacan también los aprovechamientos relativos a la caza mayor, la ganadería, la artesanía, la guarnicionería y la gastronomía.

Dentro del ámbito territorial del Parque Natural de los Alcornocales, designado como Zona de especial protección para las aves (ZEPA) y Zona especial de conservación (ZEC), se localiza asimismo el Monumento Natural Cañón de las Buitreras. Los valores naturales y patrimoniales de la zona y su papel relevante en los flujos ecológicos entre Europa y África propiciaron también su reconocimiento por parte de la Unesco, que en 2016 lo integró en la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo.
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